Irati bosque encantado:
hayas que te envuelven,
hojas que vuelan,
verde que penetra,
ocres de un otoño
que la nieve anhela,
agua fluye entre las piedras
susurrando historias y leyendas.

La Selva de Irati con sus 17.100 hectáreas de hayedo y abeto blanco, constituye el mayor bosque caducifolio de la Europa occidental, aunque el bosque en sí, continúa de manera casi ininterrumpida hasta el mar por el oeste y conecta con Aragón por el este. Es un bosque transfronterizo, con continuación en los valles del norte de Garazi y Xiberua.
Hasta finales del siglo XVIII fue bosque virgen (de ahí lo de selva), habitado por seres mágicos, como el Basajaun, las lamiak y las brujas, según las leyendas locales. Mari o Maddi, la diosa de la naturaleza para los vascos, tenía en el monte Ori una de sus moradas.
Sus pastos de altura deforestados por el ser humano hace más de 5.000 años, han sido testigos del paso de muchas culturas, como los celtas o los romanos, siendo testigos los crómlech, o la torre romana de Urkulu. Testigos de todo ello fueron los antiguos habitantes de este lugar, los vascones, que nos legaron los fondos de cabaña, los dólmenes y toda la cultura que a través del euskera todavía perdura en estos valles.
Carboneros, pastores, mineros, arrieros, contrabandistas y leñadores han hecho de la selva de Irati lo que ahora tú vas a disfrutar. Anímate a conocerla en profundidad. No te decepcionará.